martes, 9 de septiembre de 2008

La conexion 144. primera parte

La Clave Genética

Después de la crisis Atlante, se dispone enviar un contingente de ciento cuarenta
y cuatro instructores planetarios, para que a partir de gente terrestre (llamados zag gi ga
o cabezas negras de las zonas del Cáucaso1 y los Montes Zagros2), se pudiera acelerar y constituir un proceso alternativo de estimulación de la potencialidad humana.

De acuerdo a la información recaudada en la Cueva de la Manos, (Santa Cruz, Argentina) el Ser
Humano fue creado como una síntesis universal. Por esto le corresponde restablecer el equilibrio
cósmico de evolución. También sabríamos que el efecto más importante del Perdón, se logra cuando éste proyecta al Ser Humano a una séptima dimensión de conciencia. Por lo tanto el Ser Humano guarda en sí mismo la clave de la Redención Universal.

Ahora bien, la clave de la Redención es la consecuencia de un proceso anterior, que podríamos
llamar la Fórmula de Enlace. Dentro de la Formula de Enlace, se encontrarían cinco aspectos fundamentales: el Recuerdo, el Saber, la Comprensión, el Perdón Interior y la Intercesión.


Si observamos atentamente la información dada por los guías, este proyecto sería llevado a cabo
en lemurianos, los “cabezas negras”. Por cuanto solo el ser humano de origen terrestre es el que puede enlazar los universos e interceder, no sería extraño que los zag gi gas fueran seres humanos de origen terrestre. Es a partir de esta intervención que comienza el desarrollo de la civilización Sumeria.

Una de las ciudades sumerias más importantes fue Ur de los caldeos, pueblo
semita de lengua aramea. Los Caldeos se asentarían en la zona en el 900 AC. Siendo Ur
el punto de partida de la migración hacia Palestina de la familia de Abraham. De
acuerdo a los guías extraterrestres, se realizarían diferentes intervenciones genéticas a
los descendientes de Abraham, culminando el proceso en el nacimiento de Jesús, “El
Maestro de Galilea” o“El Maestro del Círculo”. Y por si fuera poco, de Israel (nieto de
Abraham) descenderían las doce tribus, que el Apocalipsis menciona como
directamente implicada en las trascendentales realizaciones de los últimos tiempos, a
través de los 144,000. Por lo tanto, parece haber una conexión directa entre los 144
instructores planetarios y las 144,000 personas mencionadas en el Apocalipsis, y que los
guías señalan como las mínimas indispensables como para variar definitivamente el
futuro.

En las diversas comunicaciones los guías han transmitido un símbolo por demás
especial. Un círculo con una cruz de cuatro lados iguales en su interior. Ellos nos
sugirieron meditar sobre él, por cuanto sería de suma importancia para la misión. Este
símbolo correspondería al chacra del corazón o cardiaco. Además, el círculo con la cruz
en su interior simbolizaría a nuestro planeta, pero también a la raza original del planeta
Tierra: los Lemurianos3. Los mismos que fueron instruidos por los 144 instructores
planetarios después del caos atlante.

De acuerdo a una teoría astronómica4, la tierra abría nacido hace unos 4,600 millones de años al fraccionarse del sol, producto de una alta fuerza centrífuga. Por lo que desde el punto de vista simbólico, el símbolo del sol precedería al de la Tierra, por cuanto el símbolo del primero sería un círculo con un punto en el centro.

A partir de este punto central, partirían cuatro rayos que formarían la cruz de brazos iguales. Teniendo en cuenta este importante dato, leamos Apocalipsis 7:1-4:

“Después de esto vi cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, para que no soplase viento5 alguno sobre
la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.
Vi también a otro ángel que subía de
donde sale el sol, y tenía el sello
del dios vivo; y clamó a gran
voz a los cuatro ángeles,
a quienes se les avía dado el
poder de hacer daño a la tierra
y al mar, diciendo: No
hagáis daño a la tierra ni al mar, ni
a los árboles, hasta que hayamos sellado
en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el numero de
los sellados: 144,000 sellados de todas las tribus de los hijos
de Israel ”

Los cinco ángeles serían los cinco elementos (tierras, aire, agua, fuego y éter) que han comenzado a desatarse, producto de un proceso natural de depuración global.

Como vemos, este párrafo hace una clara alusión al símbolo mencionado. Cuatro ángeles por cada punto intersección entre la cruz y la circunferencia, y un quinto ángel que parte de donde sale el sol, el centro de la circunferencia. Por cuanto será a través del misterio que yace en el corazón humano (Cruz) que el proceso evolutivo adquirirá una nueva dinámica, restableciendo el orden perdido (Círculo)

Ahora, sabemos gracias a una de las últimas experiencias transmitida en el
informe “Crónicas de la Tierra”, que los primeros Seres Humanos se comunicaban a
través de un lenguaje imitativo del canto de las aves. Por esto es de suponer que el
Recuerdo sería fundamental, a la hora de que los 24 (parte de los 144) accedan a las planchas que guardan la real historia planetaria, por cuanto este idioma no sería extraño a los Seres Humanos.

A pesar de que el vestigio más antiguo de lo que más tarde sería el Canto Gregoriano se encontraría en la cultura Sumeria (mencionada anteriormente), su forma sería establecida por el Papa Gregorio I a finales del siglo VI. Pero después de varias adaptaciones, el Papa Pío X decretara en 1903 la vuelta a las fuentes más primitivas del canto. La labor de estudiar y recuperar estas fuentes fue llevada a cabo por un grupo de monjes benedictinos de la abadía Solesmes, en Francia.

La orden de los Benedictinos, también llamada con el sugerente nombre de los
“Guardianes del Saber”, fue fundada por San Benito, santo cuya única fuente de
información se encuentra en la obra Diálogos, de Gregorio I, por ser ambos
contemporáneos. Es curioso notar que el símbolo que ostentaba San Benito en la parte
superior de su callado, era un circulo con la cruz de brazos iguales inscripta. Símbolo
que representa a la raza negra originaria del planeta, el símbolo del planeta Tierra, al
símbolo del chacra cardiaco.

A la altura del chacra cardiaco se encontrarían los cristales de cesio. Esta
iniciación no solo serviría como antenaje extra a la hora de recepcionar y canalizar la
luz violeta del sol central de la galaxia, además nos serviría para poder interpretar los
símbolos inscriptos en las planchas y vocalizarlos6. A través de este procedimiento,
podríamos acceder al registro planetario, capturando la información de nuestra real
historia. Especialmente los cristales de base triangular, estarían directamente implicados
con la realización del amor a través del perdón, y todo lo que ello implica referente al
enlace de Universos y a la intercesión mencionada anteriormente.

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